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¿Sirve para algo la política?

El hartazgo de los españoles y las españolas con la política (y las personas que estamos en ella) ha alcanzado su máximo histórico a principios de 2020. Muy por encima del otro pico reciente, el de 2012-2013, en plena crisis económica y en plena efervescencia de la impugnación al sistema del 15M.

Solo han pasado poco más de ocho años desde la toma de las plazas, seis desde la aparición de Podemos y cuatro desde la llegada de los ayuntamientos del cambio. Entonces, ¿todo esto ha valido para algo o al final nos hemos quedado en más de lo mismo? O lo que es peor, ¿no será que muchas personas que habían confiado en nosotros y en nosotras, en la «nueva política», han quedado decepcionadas en pocos años?

Pues bien, voy a intentar aportar algo de optimismo al asunto, a raíz de lo que ha sucedido hace unos días con la constitución de los Foros Locales de la ciudad de Madrid para la legislatura 2019-2023.

Los Foros Locales se crearon en 2017 para sustituir a los vetustos e inútiles consejos territoriales del PP, que habían fracasado rotundamente como vía para canalizar la participación ciudadana. Rápidamente se nos acusó de montar una farsa, de crearlos solo para hacer valer nuestras ideas, de ser una vía para colocar «a los nuestros» e incluso de querer reemplazar con ellos a los legítimos representantes políticos.

No sin dificultades, los Foros Locales echaron a andar y el balance de ellos en esa primera legislatura fue positivo. Con el cambio de gobierno nos temimos lo peor, pero, a regañadientes, acabaron por confirmar que se constituirían, cosa que hicieron (fuera de plazo, eso sí) a primeros de este año. Y la sorpresa ha sido mayúscula (incluso para nosotros), ya que ha habido una asistencia masiva a esas sesiones de constitución.

¿Qué puede significar esto? Para mí, que la gente ha hecho suyos los Foros Locales y que los quiere defender. Por encima de ideologías, por encima de partidos, al margen de que fuera el gobierno de Ahora Madrid el que los pusiera en marcha.

Si se nos había pasado por la cabeza (ahora como Más Madrid) utilizar los Foros Locales para nuestros intereses, ya nos ha quedado claro que no nos lo van a permitir. Tanto es así, que ya ni siquiera se puede acusar de «rojos» a estos espacios de participación, ya que candidaturas de orientación ideológica conservadora han conseguido la vicepresidencia en varios distritos (la presidencia es siempre del concejal/a presidente de cada distrito). Es decir, que hasta los que atacaban a los Foros Locales han acabado dándose cuenta de que igual no eran tan mala idea y que tal vez sean una buena herramienta para defender sus intereses. Por tanto, los han acabado legitimando.

Me parece un buen ejemplo de para qué sirve la política y por qué me sigue mereciendo la pena seguir dedicándome a ella (y no avergonzarme, a la vista de su valoración en las encuestas…). Uno cuando se mete en esto lo hace para cambiar las cosas (cambiar el mundo, en última instancia). En este caso, mejorando mi ciudad, más allá de los vaivenes políticos, siendo capaz de contribuir a conseguir cambios que se conviertan en permanentes, que trasciendan a ideologías y a partidos (como ha acabado sucediendo con el divorcio, con el aborto, con la ley antitabaco, con el matrimonio igualitario…). Lo que Íñigo Errejón llama «irreversibilidad relativa»:

«Llevo tiempo pensando la idea de una irreversibilidad relativa, es decir, que los cambios que los gobiernos progresistas pueden llevar a cabo puedan también sobrevivirles a ellos, que esos cambios sedimenten en su sociedad. Me lo imagino, sobre todo, en cambios que son capaces de producir otra antropología, otra relación con los demás, con lo público y lo privado. ¿Cuánta capacidad le concedes a las instituciones, a un Gobierno, para producir desde arriba condiciones institucionales que abajo generen otros comportamientos? Porque las leyes pueden cambiarse, sin duda, viene un gobierno y te las transforma, pero las formas de relacionarse con el espacio público, entre nosotros, no se transforman en ese mismo momento»

Íñigo Errejón y Álvaro García Linera – Qué horizonte (Lengua de Trapo, 2020)

Así que, aunque se gobierne poco tiempo, se pueden lograr cambios que permanezcan en el tiempo. Para ello es imprescindible captar esas demandas de la ciudadanía, esos consensos subyacentes y transformarlos en políticas concretas, en medidas y herramientas que les den soporte. En este caso, la demanda era clara: los ciudadanos y ciudadanas madrileñas querían participar e influir en las políticas que lleva a cabo el gobierno de su ciudad, más allá de votar cada cuatro años. Algo, por cierto, muy del 15M…

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